martes, 28 de septiembre de 2010

Y EN OCTUBRE NOS TOCA LEER...

Para ir entrando en materia, aquí os pongo unos comentarios sobre los libros que vamos a leer. Al final de cada texto os he puesto los enlaces a las páginas de las que los he sacado, por si os apetece leerlos "en vivo". También podéis enlazar (cuando aparece el nombre del libro subrayado y en cursiva) con un extracto del libro.
Yo ya he leido Grandes superficies y me ha parecido un libro muy inteligente, me ha gustado. El otro, por lo que he visto, también tiene buena pinta.
Pues...¡ala, chicas!...¡manos a la obra!...

GRANDES SUPERFICIES, DE PILAR GALÁN


ENRIQUE GARCÍA FUENTES

Si algo ha caracterizado la interesante trayectoria narrativa de Pilar Galán ha sido su capacidad de ir cambiando de registro en cada entrega. Y de cambiar siempre para mejor, por eso prefiero decir cuanto antes que Grandes superficies me parece lo más logrado que la autora ha escrito hasta la fecha. Si los aciertos de Pretérito imperfecto se incrementaron en Ocrán-Sanabu y las carencias de ésta (la prisa, la maldita prisa de Pilar algunas veces) se atemperaron en sus fantásticas colecciones de relatos Manual de ortografía y Diez razones para estar en contra de la Perestroika; si su contrastada capacidad como autora de relatos cortos subió enteros con su novelón Ni Dios mismo, el patinazo de la descompensación temática y estructural censurable en ella se difumina en este amplio texto de hoy que aprovecha por fin los mejores recursos de Pilar Galán (la distancia corta) enmarcándolos en una novela de estructura sólida, con personajes que no desbarran, con historias que perfectamente se complementan y con un dominio lingüístico veraz y pleno. Esta vez, afrontamos una novela que cuenta con la ventaja inicial de plantear y diseccionar un mundo que todos conocemos y del que en cierta medida participamos (todos somos compradores y hemos vivido la mayor parte de las situaciones aquí narradas), con lo que la novela llega a convertirse en un retrato cercano de nosotros mismos, en el que podemos reconocernos, sin problemas, o con toda la vergüenza del mundo. Desde la perspectiva unitaria de la protagonista, una licenciada en paro que, tras fracasar en las oposiciones, y ante el apremio de la hipoteca, opta por colocarse en una gran superficie como cajera, nos enfrentamos a un apasionante mundo de empleados y compradores, tarados casi todos en sus existencias al borde del patetismo, como muchas veces parece la de la propia narradora protagonista. La caja del supermercado es ese espejo barojiano al borde del camino, un lugar dispuesto, como pocos para la observación. El celiano desfile de personajes enhebra un cosmos vivencial divertido, distraído, triste o espeluznante a ratos. Compañeros inadaptados (como la propia protagonista, de la que nunca sabemos su nombre), público enormemente infeliz que trenza historias ante las cuales la cajera actúa como mudo receptor mientras distrae en ellas su propia existencia desdichada, lastrada, fundamentalmente, por la decadencia de su padre o su propia incapacidad para encontrar su auténtico lugar en el mundo, con un marido aparentemente insensible ante sus cambios emocionales y unos amigos (de su círculo de trabajo o de fuera) que jamás se hacen partícipes de su agonía. De ahí que nuestra cajera se sitúe siempre del lado de los que no se integran, de puertas adentro o afuera de la gran superficie: ancianos, marginados, extranjeros, las engañadas por los maridos, los divorciados, los niños, los compañeros inadaptados, insisto en ello,… y siempre en contra de los macarras, los mal hablados, o la gente de sus tiempos de la carrera, que hoy hacen evidente el fracaso de sus antiguas expectativas. Y una última e imprescindible insistencia en lo que vengo considerando otra cualidad fundamental de nuestra autora, la capacidad de adecuar cualquier tipo de lenguaje tópico a las situaciones que se ensartan en la novela y saber atinar con los registros. En esta novela sobresale el excelente aprovechamiento de oraciones, letanías o letras de canciones que provocan magníficos finales de capítulo, como ocurre en “Te estoy amando locamente” o “Una palabra tuya”. Concatenación de sugerentes contenidos y más que ajustado lenguaje, una aleación que todos deseamos para cualquier novela y que aquí, bien cerquita, tenemos al alcance de nuestras manos. Que no se nos escape.


LA SAL DE LA VIDA, DE ANNA GAVALDA

La irrupción de Anna Gavalda (1970) en el panorama literario español ha ido creciendo con el paso del tiempo hasta convertirse, casi, en un fenómeno superventas y un éxito seguro –algo que, sin duda, complace enormemente a su sello editorial, Seix Barral. Cada nueva publicación, con cada nuevo título, mejoran sus credenciales y acrecienta su fama tanto entre la crítica como entre el público.‘La sal de la vida (2010) es su último título, y una muestra más de su capacidad para recoger en diálogos y personajes la memoria sentimental de una generación. En las pocas páginas de esta novela breve, con alma de relato y con espíritu de obra magna, se desarrolla mucho más que la aparente memoria sentimental de un grupo de cuatro hermanos –Simon, Lola, Garance y Vincent.
Tras la apariencia de una narración liviana se encuentra una lección de vitalidad, una reflexión sobre lo único y apasionante que es este gran misterio de la Vida. La boda de un primo suyo es la causa de un encuentro a partir del cual, las vivencias y los recuerdos, particulares y comunes, darán rienda suelta a un mensaje humano y universal: la complejidad con la que las personas afrontamos nuestras relaciones con los demás –con esa otredad que los sirve al tiempo de reflejo y contraste; la capacidad de sorpresa ante la cotidianeidad de lo simple y lo pequeño, escondida en una canción o en un olor; y lo transcendental y decisivo que resulta el entorno en el que crecemos, las experiencias que compartimos …Precisamente, porque la esfera ficcional de ‘La sal de la vida’ es un espacio familiar y reconocible para cualquier persona, es por lo que su lectura transmite una sensación de reconfortante calor. Lo consigue con la primera persona desde la que Garance transmite sus experiencias, dotándola de un tono por veces similar a la conversación al oído, construyendo una intimidad sólida y densa, cimentada a base de confidencias y confianzas.El sabor agridulce de la novela, con esa superposición de postales, almibaradas y saladas algunas, cítricas y amargas otras, refleja el devenir mismo de las experiencias que forman cualquier vida. La identificación que el lector puede sentir a través de las páginas va en aumento cuanto más profundas son las reflexiones sobre el sentido y la importancia de quién somos, de lo fundamental que son quiénes nos rodean y sus elecciones, de cómo nos cincelan con cada mirada o cada palabra.Con ‘La sal de la vida’ Anna Gavalda vuelve a conseguir una novela mayúscula. Tras la apariencia de una narración liviana se encuentra una lección de vitalidad, una reflexión sobre lo único y apasionante que es este gran misterio de la Vida.

7 comentarios:

Verónica R. dijo...

Julia, gracias por el tiempo que dedicas a proporcionarnos toda esta información que también va repleta de enlaces. Nos haces la lectura más fácil.
Besitos y de nuevo "Congratulations"

Rosa Mosqueta dijo...

Muy buena adquisición tuvimos contigo, Julia, a parte de traer regalos, ser buena anfitriona, das mucho juego en el blog y eres muy trabajadora.
Sigue así!!!

yo también opino lo mismo dijo...

cuidadín, cuidadín que como sigas asín, te hacen secretaria de por vida.........

Cristina dijo...

¿DOS LIBROOOOS? qué barbaridad! ¿y os da tiempo de hablar de los dos? nosotras tenemos que estar dándole con el tenedor a la copa para que nos de tiempo de hablar de uno... ¡sois nuestras ídolas! (toma bocao al diccionario!!!)

Julia Campos dijo...

En lo que a lectura se refiere, Grandes superficies se lee en un "plisplás"; el otro no lo sé, pero creo que tampoco es largo. En cuanto a hablar de ellos, todo depende de la polémica que susciten, no tiene mucho que ver con su tamaño. De hecho, uno de los que llevábamos para la cena de septiembre, Paradero desconocido, es un libro muy cortito...pero dió mucho juego. Y sí, hubo tiempo para hablar de los dos libros, para hacer rifas, para reirnos un rato, para abrir paquetitos...¡Querer es poder!

Isamari dijo...

Sevilanas, avosotras seguro que os da tiempo de "to", gracias Julia por mantenernos al día.

Anónimo dijo...
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