sábado, 27 de agosto de 2011

¿DÓNDE ESTOY?


Os voy a poner una muy, muy, pero que muy fácil...



Bueno, pues ya sabéis uno de los sitios en los que he pasado mis vacaciones. La próxima foto que ponga no será tan fácil....
Continuará...

martes, 23 de agosto de 2011

Feliz Cumpleaños!!!!!




Un super feliz cumpleaños a las chicas de agosto, y feliz mañana, y pasado..... y siempre!!!!

viernes, 12 de agosto de 2011

ACTA DE LA CENA DE JUNIO

Siento no haber podido hacer el resumen antes, a pesar de la queja de alguna bloguera, pero la vida y sus constantes contratiempos han pospuesto este momento, de todas formas, todo llega.

Título: La cena, de Herman Koch.
A las 10 horas de la noche, más o menos, nos reunimos en el restaurante “El Corregidor”, donde ya hemos cenado en anteriores ocasiones y que desde aquí se lo recomiendo a todo el mundo, tanto la atención personal como la relación precio-calidad y la comida son excelentes.

Antes de comentar el libro estuvimos hablando de lo flojo que estaba el Blog, por falta de tiempo o de hábito no lo estamos utilizando como en otros momentos. Verónica nos comenta la posibilidad de escuchar a Leonard Cohen en una emisora a través de internet, llamada radio Rochola y que nos facilitaría el enlace en el Blog (esto ya lo ha colgado).

En relación con el libro, gustó en general tanto el tema como la forma en la que estaba escrito. Julia, por alusión a la anterior cena en la que leímos “Indignaos” comentaba que este libro sí le había indignado realmente. Los personajes muy bien perfilados y definidos, así como el cambio que vas experimentando en tu percepción de ellos a medida que transcurre. El narrador, que la principio lo ves como la persona normal, y su hermano, que parece el hipócrita que solo mira las apariencias. A medida que discurre el libro vas cambiando de parecer para comprobar que el más sensato es el hermano, el político.

Maite comentó que al principio del libro hace referencia a una frase que también es importante en la novela Ana Karenina. “Todas las familias felices se parecen...”

La primera parte está escrita en tono jocoso y graciosillo, por lo que algunas casi dejan el libro, pero un poco de intriga te mantiene en la lectura. Además, la forma en la que expresa a veces lo que se dice, que no coincide con lo que se piensa, fue uno de las cosas que más gustaban de la narración.

Las que trabajan con menores nos comentaban que el comportamiento de los padres, que nos puede parecer extremo en el libro, no los es. Se abrió un debate por un caso real de tema educativo. También comentamos que algunos padres no quieren ver la realidad de cómo son sus hijos y llegan a tener una facilidad asombrosa para inventarse a sus hijos.

A lo largo de la cena nos reímos mucho porque el maitre de este restaurante nos recuerda a las descripciones del libro, sobre todo cuando señalaba el plato con el dedo. La juerga llegó a un punto en el que se lo dijimos al maitre nuestro, creo que en la tercera interrupción para comentarnos las bondades de uno de los platos (igual que en el libro).

Volviendo al libro, la enfermedad es muy importante, y aquí llamaba la atención la actitud de la mujer de Paul, sabiendo la existencia de una enfermedad hereditaria, prefiere que su hijo nazca con ella y que su marido no se trate... La actitud de esta mujer es el que nos parece la peor. Algunas comentan que debe ser más bien fea ya que su marido siempre la describe con otros calificativos, sobre todo inteligente, pero nunca la describe como la belleza de la cuñada.

Estábamos tan impactadas con el final, que incluso leímos en la cena algunas frases para cerciorarnos de que todas habíamos entendido lo mismo.

La puntuación del libro ha sido de 7,5.
También recordamos la cena con nuestras compañeras sevillanas, el próximo 8 de octubre, ya concretaremos cosas en septiembre. El libro a leer es “Cartas de una monja” de Mariana Arcoforado.

La próxima cena el 15 de septiembre, la organiza Maite Fernández. Votamos el libro (aquí somos todas muy demócratas) y el título es “Gabriela, clavo y canela” de Jorge Amado.

Ya he terminado el acta de la cena, pero no me puedo retirar sin contaros algo que a mí me parece muy bonito y me lo ha recordado a propósito del fragmento que habeis colgado titulado “Medio pan y un libro”. Es una anécdota de mi familia paterna: en los años en los que mi padre era un crio, y los libros llegaban a los pueblos en entregas periódicas por capítulos a través de los coches de línea, la mayor ilusión que tenía mi padre era ir a buscar la entrega correspondiente cuando veía llegar el coche de línea. Después, mi abuelo lo cosía a las entregas anteriores y cada noche se leía en una casa, rodeado de las vecinas (mujeres analfabetas, pero muy inteligentes). Era una manera de compartir con otras personas aquello con lo que tú disfrutas y sabes que otros disfrutarían si lo tuviesen.
Os deseo un buen verano a todas.