martes, 9 de marzo de 2010

Resumen cena 4 de marzo


¡¡¡Ya voy, ya voy!!! Sois muy impacientes, sabéis que los fines de semana me dedico a la vida bucólica y pastoril, en la que no dispongo de herramientas informáticas, la rutina de la semana hace el resto y justifica el retraso. Pero todo llega, incluso el resumen de la noche en cuestión.
Después de la intriga sobre el sitio, nos reunimos 12 de nosotras y una invitada, Mónica, en el Restaurante Javier Martín de Cáceres. Algunas habían avisado que llegarían un poco más tarde, por estar en un concierto benéfico en el que, luego nos enteramos, cantaba Jeanette, ¡¡¡qué recuerdos!!!; bueno, lo interesante es el resumen de lo allí vivido y sentido por todas nosotras.
Comentamos primero, para entrar en calor, sobre la traducción y si existían o no errores; comentamos algunos de ellos, gramaticales, pero no nos paramos mucho porque rápidamente pasamos a comentar que lo realmente intrigante del libro es el Título: “El cuerpo de Jonah Boyd” que da a entender que de alguna manera va a haber un asesinato, pero realmente su muerte se produce de forma diferente, y a lo largo del libro estás esperando encontrar el por qué del título y lo que va a suceder.
Una cosa curiosa es el hecho de que el cuadro representado en la portada es el mismo que aparece en un libro de cuentos de Willian Boyd, ¿tiene alguna relación con el apellido? También es curioso que alguien del grupo haya leído los dos libros y se haya fijado en la portada, realmente estamos en todo, todo y todo.
Para alguna (sigo la instrucción dicha en la cena de no reflejar los nombres de las que comentaban las cosas), sobraba el último capítulo del libro porque dejaría un final abierto, más interesante. Sin embargo, para la mayoría el último capítulo es fundamental, porque refleja una manera de hacer justicia y es el que cierra la novela.
Nos gustaba a todas la crítica que hace al mundo de la universidad. En relación con los personajes, Anne era entendida por la mayoría aunque algunas la consideraban una egoísta y Jonah Boyd un poco pedante. El personaje de Ben no nos gustaba a nadie y la secretaria, con los años, se aseguró el porvenir.
En la valoración del libro hubo puntuaciones entre de 3 y 5, quedando al final con una media de 3 (en punto, para las de ciencias). Comentamos que es un libro que recomendaríamos para leer, y lo describe muy bien uno sus comentarios píiiiiii (no digo nombres) al decir que tiene un ritmo rápido, pero que le falta poesía en el aspecto de no sentir la necesidad de releer algunos párrafos.
Después estuvimos comentando lo entretenido, divertido y original que había estado en el Blog un relato encadenado de poemas a partir de una prueba que hizo “la boticaria” y cómo muchas se están lanzando a escribir, sobre todo en forma de “anónimo”; por cierto, que se explicó puntualmente cómo se podían agregar comentarios sin aparecer nuestro nombre. Como nos dijo Dulce Chacón, era extraño que ninguna de nosotras escribiese, a pesar de leer tanto. Parece que la solución al problema era simplemente la necesidad del anonimato, ¡¡qué poca autoestima tenemos!!! Por cierto, se aclara la identidad de “la boticaria” que no tiene nada que ver con la única boticaria del grupo.

Después pasamos al sorteo de cosillas que llevan algunas de las asistentes, una de las cosas era un “sorteo con recao”. Los nervios de las asistentes hicieron que fuese un poco caótico: que si entran las invitadas en el sorteo, que si no, que si no es de recibo que luego les toquen las cosas, que es necesaria las normas de educación, etc... ¡en fin!, un poco de envidia a las agraciadas, y todo el mundo contento con los regalos. El “recao” les tocó a Bea y Mónica, se trataba de un libro diseñado y fabricado por Pilar, en el que sus destinatarias deben escribir una novela (no sabemos si proporcional al tamaño del libro).
En la elección del siguiente libro, también fuimos un poco caóticas, a esas alturas de la noche no estaba yo muy por la labor de tocar la campanilla (la verdad es que me olvidaba que era yo la que tenía que poner orden), en un principio volvimos a la eterna discusión de la alternancia entre clásico y moderno, llegamos al acuerdo de la necesidad de esta alternancia, pero no de una forma 1/1, entre otras cosas por la dificultad que entraña muchas veces encontrar ejemplares. De todos los libros elegibles, empataron a puntos 2: Matar a un ruiseñor (difícil de encontrar, aunque está en la biblioteca pública de Cáceres) y El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, que fue el que al final decidimos leer. También concretamos las reuniones que nos quedan hasta el verano, tres: el 15 de abril, la del 22 de mayo en Zafra (nuestro maravilloso encuentro con Sevilla) y la última, por determinar en junio, antes del verano.
Y con el estómago bien lleno de ricos manjares, en una noche grata para mí, gracias a todas vosotras, sintiendo vuestro cariño y cercanía (tan necesario a veces, o mejor, siempre), se despide esta cronista que de antemano pide disculpas por los errores en la trascripción de todo lo que allí se dijo y se sintió.

32 comentarios:

rosalia dijo...

Por fin Rosa! mira que te has hecho esperar a pesar del finde bucolico, en el Lunes laboral tampoco tuviste ni un hueco, pero ha valido la pena lo has hecho amplio y con gracia , has recogido todo muy bien porque está todo ¡hasta las rifas¡ (conviene ir poniendo nombre de agraciadas, para que en esa lista de lote estetico no se dupliquen nombres)
Con respecto al libro añadir que a todas gustó (a unas mas a otras menos)y que a pesar del valor que damos a la traducción, alguien comentó alguna frase que no se entendia bien. Como en todo grupo la percepción del todo o los detalles.

El traductor en cuestión dijo...

Pues precisamente, Rosa, errores gramaticales (lo que se dice gramaticales) no recuerdo ninguno.

Recuerdo que hay un subjuntivo acentuado como un futuro, terminado en "ará" en vez de "ara", o algo así; un nombre equivocado en un diálogo; y un error gordo de traducción de una palabra que sólo sale una vez, muy fácil de cometer, por otro lado, porque la original suena igual que la castellana.

Vamos, que es lo que se suele llamar un "falso amigo". "Falsos amigos" los he visto traducidos literalmente hasta en premios nacionales de traducción, dicho sea en mi descargo. Recuerdo uno ahora mismo: "she learned by heart" traducido como "se aprendió de corazón", en vez de "se aprendió de memoria".

Evidentemente, no os voy a decir el mío si no os habéis dado cuenta, porque uno tampoco tiene que tirar piedras sobre su propio tejado...

Hay también alguna palabra que ahora habría traducido de otra forma. Pero eso siempre pasa. Una traducción nunca se termina; más bien, se abandona.

En cuanto al libro en sí, me gusta en conjunto, pero me parece que está formalmente descompensado. Demasiada cena de Acción de Gracias para lo que se precipita la acción después de ella, como si el autor hubiera querido acabar cuanto antes. También es verdad que esa cena es el eje del libro, pero ese cambio de ritmo (de la descripción morosa al relato apresurado) me molesta un poco.

Me encantan los diálogos de Leavitt, y les dediqué mucho tiempo para que sonaran naturales. De la misma manera que también me esmeré con la fina ironía que se cuela por todas partes. El sentido del humor es una de las cosas más difíciles de traducir de un autor.

No sé si sabéis que Leavitt escribió este libro inspirándose en la demanda de plagio que le había puesto Stephen Spender por su novela "Mientras Inglaterra duerme". Y, como ya habéis visto, la pregunta fundamental que se le plantea al lector es quién es el verdadero autor de una obra de arte, hasta dónde podemos considerar algo como "original".

En cuanto a lo que decís de la portada, no tiene nada que ver con William Boyd. Herralde quería ponerle la portada italiana, que no nos gustaba nada. Y al final le convencimos para que pusiera la francesa: un fragmento de un cuadro de Hopper (pintor al que adoro, por otra parte) titulado "Habitación de Nueva York". En la parte derecha que falta se ve a una mujer de pie junto a un piano.

Y eso es todo, si no mandan otra cosa. Me alegro de que, en general, os haya gustado la novela.

El traductor puntilloso dijo...

Perdón: el ejemplo que he puesto de traducción de "falso amigo" lo es de traducción literal, no de "falso amigo".

Uno de "falso amigo" propiamente dicho sería traducir al castellano el término inglés "sensible" por "sensible", en vez de por "sensato".

El plomo del traductor dijo...

Una última cosa antes de salir a dar un paseo (hoy aquí hace un día estupendo, para variar), y al hilo de lo que dice Rosalía de que algunas comentaron que había determinadas frases que no se entendían bien: independientemente de que un traductor corrija sus propias pruebas de imprenta (como es mi caso), los libros siempre los leen otras dos personas antes de publicarlos, para avisarle de si existen problemas de ese tipo.

(A ver si es que esta novela la habéis leído algunas demasiado rápido, con el apuro de la cena y la disculpa de la falta de poesía...)

En fin, no os doy más la lata. Me voy a tomar un poco el sol, que falta me hace. See you later.

Beatriz dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Javier. Opino que si alguien vió un error gramatical que lo ponga. No vale decir hay errores, palabras que no se qué... y luego no señalarlas. Creo que quedó claro el sistema que seguís los traductores. A mí me descubriste un mundo totalmente nuevo. De todas formas envía la fé de erratas y así a lo mejor alguna se aclara las dudas......

A por Arkansas y ya te diré

Saludos desde Cáceres también soleado, por fín.

Javier dijo...

Si es que tampoco hay mucho que añadir a los errores que ya he comentado, Beatriz.

Como ya he dicho, si acaso algún cambio puntual de palabras que sólo aparecen una vez: sorteo en vez de lotería, tajada en vez de rodaja, telecomedias en vez de "sitcoms" (aunque la decisión de dejar el término original fue de la editorial, y no mía).

O también la alteración del orden de las palabras en alguna frase, o la supresión de otras en párrafos donde se repiten. Pero, vamos, cosas sin demasiada importancia, y que personalmente no considero siquiera errores, sino cuestiones de gusto.

De todas formas, cuando uno se pone a leer siempre va a encontrar algo que le choque. Afortunadamente no todos tenemos el mismo idiolecto (conjunto de rasgos propios de la forma de expresarse de un individuo), y eso es lo que enriquece la lengua y hace ganar terrenos nuevos a la literatura. ¿Qué sería de la obra de Cortázar o de Joyce, por ejemplo, sin ese margen de innovación y de heterodoxia?

Además, ya lo dije cuando hablamos de "La lluvia antes de caer". No se puede juzgar una traducción sin cotejarla con el original. Se puede decir "aqui hay una errata", pero poco más. ¿Cómo va a saber el lector de la traducción que lo que lee, aunque le suene extraño, no es fiel reflejo del original?

En mi opinión los traductores no tenemos que enmendarles la plana a los autores, y si un determinado párrafo resulta relativamente oscuro en inglés, yo no tengo por qué presuponer que el lector castellano es tontito y aclarárselo en castellano. (Para muestra, el último de "La lluvia" que os desconcertaba tanto.)

Y eso por no hablar de los gazapos que siempre se cuelan en la transcripción a imprenta.

En fin, podría hablar horas y horas de mi trabajo, porque es un trabajo muy complicado, pero esto tampoco es un seminario. Sólo quería dejar claro que me lo tomo muy en serio. Yo creo que, incluso, demasiado. Y eso es malo, porque a veces me lleva a corregir en exceso algo que habría quedado mejor tal como estaba, y los textos demasiado retocados suelen perder gracia y frescura.

Bueno, señoras, voy a seguir traduciendo el "Maxwell Sim", que la editorial quiere publicarlo enseguida, aprovechando el tirón de "La lluvia".

Nos leemos.

Julia Campos dijo...

Oye, Javier, ¿qué título le vas a poner por fín?
A mí me ha gustado el libro, en general, aunque me resultó difícil hacerme una imagen mental de Denny, en cuanto al aspecto físico se refiere, porque lo que sí me quedó claro es que era absolutamente "sexual". No sé si quedó alguien en el pueblo a quien no se "pasara por la piedra". También creo recordar que alguien comentó, por añadir un defecto gramatical que creo que no tiene que ver con la versión original, que se utilizaba mucho "leísmo" y que en algunas frases se podría haber omitido el sujeto; yo no me he fijado tanto en esas cosas, la verdad es que no me han "molestado" al leer.
También se estuvo hablando del juego de palabras entre Boyd y body (cuerpo, en inglés), como posible origen del título del libro, porque incluso hay un párrafo en el que se comenta que su nombre era un anagrama de su cuerpo, dice Denny que era un ser humano muy "físico". Otro posible origen lo encontramos al final, cuando habla de que quema los cuadernos que eran el "cuerpo del delito". Bueno, por pensar que no quede.
He dicho.

Javier dijo...

El uso de los pronombres "le" y "les", Julia, es mucho más complicado de lo que podría parecer en un principio. Y, si no, consultad el artículo "leismo" en el diccionario panhispánico de dudas:

http://buscon.rae.es/dpdI/

Os llevaréis alguna que otra sorpresa si os lo leéis entero y con calma.

De todas formas, yo empleo deliberadamente "le" a veces como complemento directo de persona de género masculino, simplemente porque me suena mejor, o para diferenciar a la persona de un animal u objeto (uso admitido, por otra parte, por la Real Academia).

Y claro que se pueden omitir los sujetos muchas veces. Pero, si no los omití, sería por la misma razón (se prestarían a confusión o me sonarían mejor las frases así).

Y dejo de justificar las decisiones que tomo en mi trabajo, porque ya empieza a aburrirme un poco el tema. (Además no me parece bien que las que tiran "la piedra" sean precisamente las que esconden la mano...)

No tengo ni idea de cómo vamos a titular al final el libro de Coe. De momento seguimos con la idea de "Los trapos sucios de Maxwell Sim".

Javier dijo...

Y, sí, ya sé que "leísmo" se acentúa en la "i"...

Perdón por el tono, pero hoy no es mi día. Sorry. (Entre otras cosas, tengo los ojos chamuscados y el estómago revuelto de tanto ordenador.)

Sigan bien (si tienen la suerte de estarlo).

Julia Campos dijo...

Creo, Javier, que no debes pensar que somos demasiado críticas contigo; más bien creo que intentamos darte un poco de "cancha", porque nos gustan tus intervenciones en nuestro blog. Evidentemente, ninguna somos expertas en el uso del lenguaje (por lo menos yo), y el hecho de que nos fijemos más o menos en la forma de expresión del libro que nos toca leer es una mera anécdota. Así pues, no te enfades demasiado, Xavieriño.
PD. Me leeré el artículo relacionado con el tema del leísmo, me parece interesante. Gracias.

pereji revivío, sigue el sol dijo...

Vaya cancha..... guau.... esto es toda una disertación sobre traducción y con enlaces a páginas interesantes... Esta Cruz sí que me gusta.

Que te mejores, la pantalla no es nada buena, ¿eh? Pues descansa un poquito de vez en cuando, ya te dijimos que te vinieras a la cena, te hubieras ido como nuevo.

Maite F dijo...

Bueno, un resumen muy bueno, ágil y completo. Y ademas con comentarios y comentaristas de lujo. A mi el libro me gustó. Es entretenido, la trama es curiosa, lo personajes son originales y se lee de un tirón. La verdad, no fui capaz de encontrar ningún error/errata y eso que al empezar a leer el libro, y como sabía que había al menos uno, intenté ir a cazarlo. Peo a mi la leyes lingüísticas, no se me dan bien, aunque me encanta aprender.

Maite F dijo...

Perdón, mejor "reglas" que "leyes"...Hay que tener un cuidado !!!!!

Javier dijo...

Por mí no tienes que andarte con ningún cuidado, Maite, porque lo fundamental es que (como tú misma dices) te encante aprender: eso quiere decir que lees con buena disposición. Y la buena disposición es fundamental para leer o para cualquier otra actividad.

Las personas que, en cambio, leen con mala disposición y buscando la paja en el ojo ajeno, suelen no enterarse de lo que se cuenta, de tan pendientes que están de cómo está contado. No sé por qué, pero siempre suelen ser personas con ínfulas literarias, capaces de enmendarle la plana al propio Cervantes si se empeñan, porque por supuesto ellas saben más, y si no han escrito algo que deje chiquito a El Quijote es por falta de tiempo...

Carmen Martín Gaite me comentaba un día la rabia que le daba que una extraña y mediocre mano negra le corrigiera siempre en sus novelas un uso erróneo que ella hacía aposta del verbo "deber" sin la preposición "de" para expresar posibilidad. A Carmen le gustaba poner, por ejemplo, sobre todo en los diálogos, "debe andar por aquí" en vez de "debe de andar por aquí" (que sería lo correcto), porque le parecía que reflejaba mejor la forma de hablar de la gente.

Recuerdo que me decía, toda indignada: "¿Pero qué se habrá creído la mano negra esa: que yo no sé diferenciar entre el "deber" de obligación sin preposición y el deber de posibilidad con preposición? Pues ya me contarás quién se va a pensar más un texto que su autora... Para eso lo firmo y apando luego con las consecuencias. No me importa que me llamen burra los listillos que se creen que "escribo mal" por descuido. Si eso les sirve para inflar el ego... Pero lo de cargar con "correcciones a peor" que no son mías es que lo llevo fatal."

Se puede decir más alto, pero no más claro.

y el sol sigue..... dijo...

vaya, vaya......

Marga dijo...

La novela me gustó mucho, me parece original, fresca, divertida, curiosa. Las pinceladas sobre costumbres, modas, música y la descripción sobre el ambiente de la universidad de entonces me han resultado muy interesantes. No conocía la anécdota que ha contado Javier de la demanda de plagio que le había puesto Stephen Spender por su novela "Mientras Inglaterra duerme", si, es verdad que la novela te hace reflexionar sobre la creación y el plagio.
Me ha gustado mucho como Psicóloga y madrileña (no me he dado cuenta del leísmo, si es que "lo, le, la" hay) las referencias freudianas que aparecen en la novela.

El personaje de Ben, que dice Rosa "El personaje de Ben no nos gustaba a nadie", a mi me gusta, o más bien no sería la palabra adecuada, considero que es un personaje insolente, arrogante y creo que esta arrogancia además de la envidia y el egoísmo que se produce en muchas profesiones se agudiza entre los escritores.

Javier dijo...

Tan arrogante no será el personaje de Ben, Marga, cuando al final resulta ser él precisamente quien ha escrito la novela (El cuerpo de J.B.) en que nos enseña todas las trampas y deja al descubierto lo peor de su personalidad, como muy bien explica Denny en él último capítulo (el único del que en realidad es autora).

Que a la vez Ben y Denny sean creaciones de otro autor, esta vez real, es uno de esos fascinantes juegos de espejos o de muñecas rusas que a veces nos proporciona la literatura.

Pero, sí, es cierto: los escritores y los artistas en general necesitan ser, como mínimo, un pelín narcisistas. Es la manera de compensar el riesgo de "enseñar el culo" en público. Sin esa pizca de chulería, sería difícil atreverse a hacerlo. (Otra cosa son las soberbias desmedidas al estilo Cela, pero afortunadamente de ese calibre hay pocas.)

Volviendo a lo del título, que decía Julia, me hace gracia que "El cuerpo de Jonah Boyd" os hiciera pensar en "El cadáver de Jonah Boyd", porque, si conocierais la trayectoria de Leavitt, en lo que habrías pensado es en "El cuerpazo de Jonah Boyd". De hecho, creo que el título tiene mucho de guiño a sus lectores habituales. Algo así como: "Ahí os dejo una novela con título expresamente homosexual en la que por primera vez no hablo prácticamente de homosexualidad." (El Boyd se le debió de ocurrir después del "body", para rizar el rizo.)

No sé si Mr. Leavitt (Leave it = Déjalo) será un señor muy arrogante, pero desde luego es un señor muy socarrón.

Javier dijo...

Ah, Marga, me olvidaba, si quieres referencias freudianas, léete "La casa del sueño" de Jonathan Coe, mi novela favorita suya y otra traducción mía. (¡Qué se le va a hacer!)

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Marga dijo...

Gracias Javier por la recomendación de la novela, pero tengo la mesilla de noche con una pila de libros que se va a caer de un momento a otro, este verano intentaré leerlo. He estado el fin de semana sin conectarme, a caballo entre Madrid y Cáceres (en la gala de los San Pancracios) y acabo de ver tu comentario.

Lacroix dijo...

Luego me quedé pensando que, para referencias freudianas, la ideal sería "La interpretación del asesinato" de Jed Rubenfeld, en traducción de Jesús Zulaika, también en Anagrama (la editorial de la que mejor conozco el catálogo, por razones obvias: hace años que trabajo en exclusiva para ellos, aunque empecé traduciendo para Alfaguara y Siruela).

La novela de Rubenfeld está ambientada en el Nueva York de principios del XX, durante el único viaje de Freud a América.

Pero, ya puestos a novelas de misterio, mi autora favorita sin ninguna duda es P. D. James. No sé si habréis leído algo suyo. Os dejo los que yo considero sus cinco mejores títulos, por si acaso: Mortaja para un ruiseñor, No apto para mujeres, Sabor a muerte, Intrigas y deseos, y Muerte en el seminario.

Eso es literatura de altísima calidad, y además muy entretenida. ¿Qué más se puede pedir?

Beatriz dijo...

Creo que P.D.James es de las que le gustan (entre otras muchas) que a Mayte F., no Mayte? Yo he leido alguna (tendría que hacer memoria para los títulos) y las recuerdo como muy entretenidas.

¡Mr. X eres un pozito sin fondo!

Maite F dijo...

si señor, me ENCANTA P.D. James. Lo iba a poner , pero Bea se me ha adelantado, como casi siempre.

La+ dijo...

Entonces a Maite también le encantarían (o ya le habrán encantado) algunos títulos de Patricia Highsmith, Ruth Rendell, Sue Grafton, Patricia Cornwell...

He leído muchos libros de todas ellas y de una gran cantidad de autores de novela negra. Me encanta el género. Si os interesan los títulos que más me han gustado a lo largo de mi vida lectora, pedid y se os dará, dice la Biblia.

Pero lo confieso: aparte de las obras completas de algún que otro autor (me refiero a señores), de la única autora de novela de misterio que me lo he leído absolutamente todo es de P. D. James.

De hecho, encargo los libros
en Amazon antes de que salgan en Inglaterra. Vamos, es que LA AMO. Hasta me gustan sus novelas fallidas, porque su prosa en inglés es maravillosa.

Lo malo es que últimamente amenaza con no escribir más, porque dice que ya está muy mayor (nació en 1920) y que no quiere despedirse de la literatura haciendo el ridículo.

Nooooo, Phyllis Dorothy, no lo harás. Tú sigue, que siempre esperaremos cada nueva entrega tuya con los brazos abiertos.

Beatriz dijo...

Sue Grafton es la que cada título empieza con una letra del abecedario, ¿no? Pues también la conozco por Mayte F. que me la aconsejó una vez y ya he leido varias. Si señor, otra autora muy entretenida.

La+ dijo...

Pero es que, además de entretenidas, son grandes autoras.

La verdad es que yo no creo mucho en los géneros, y menos en esta época en la que todos se entremezclan sin ningún problema.

Ya quisieran muchos autores consagrados llegarle tan siquiera a la suela del zapato a cualquiera de esas "damas del crimen".

La freudiana dijo...

Gracias Javier por tus recomendaciones.
Has trabajado en las mejores editoriales, que lujo!!!
¡Todo lo que lees!, ¿le quitas tiempo al sueño?

Un lector empedernido dijo...

Al sueño y al trabajo, querida Sigmundófila. Por eso soy tan pobre... Aunque en mi caso leer no deja de ser una labor de documentación.

De todas formas, de autores (hombres) de novela negra creo que sólo me he leído las obras completas de Hammett y de Chandler, y las dos son bastante escasas.

Distinto sería leerse las de Simenon (otro de mis favoritos), que escribió más de doscientas novelas, si incluimos las publicadas con seudónimo.

Pero volviendo a las señoras que he citado antes, ahí van unas cuantas especialmente buenas de cada una:

Highsmith: Mar de fondo, Ese dulce mal, El temblor de la falsificación.

Rendell: Un demonio para mí, Hablar con desconocidos, Carne trémula. Y también El largo verano (con el seudónimo de Barbara Vine).

Grafton: A de adulterio, G de guardaespaldas, I de inocente.

Cornwell: Post Mortem, La jota de corazones, Cruel y extraño.

Un lector entusiasta dijo...

¿Y cómo he podido olvidarme de la francesa Fred Vargas, que últimamente está tan de moda y escribe unas novelas policiacas medio surrealistas la mar de interesantes?

Además se acaba de publicar la última perteneciente a su serie del comisario Adamsberg. Y dicen que es de las mejores: Un lugar incierto (Siruela).

Personalmente prefiero la serie del comisario a la de Los Tres Evangelistas. (Adamsberg protagoniza también entre otras las estupendas Bajo los vientos de Neptuno o La tercera virgen.)

Una impresionada/maravillada dijo...

¡Madre mía! que nivel, me dejas anonadada, creo que tengo que morirme muy vieja para poder leer todo lo que recomiendas y todo lo que tengo pendiente.

Otra impresionada/maravillada dijo...

se me ha terminado la tinta del boli apuntando tantas recomendaciones!!