Nos reunimos en la Tapería “Puerta de la Estrella” sobre las 21:30
horas, 12 de las componentes de este grupo de lectura” Cena del Libro”.
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Foto al comienzo de la cena, faltan Emi y Pilar |
Echamos
de menos la ausencia. Con un comedor pequeño y acogedor donde nuestra mesa
ocupó la mayor parte del espacio, comenzamos la cena tertulia con la compra de
gafas para la campaña de Súmate al rosa
de la AECC, gafas, por cierto, que nos sentaban muy bien a todas.
En cuanto empezamos el primero de los
cinco platos, ensalada César con pollo a nuestra manera, se iniciaron los
comentarios sobre el libro El tiempo que
nos une de Alejandro Palomas.
Una
novela de voces femeninas, una saga de mujeres inolvidables.
La abuela Mencía convalece junto a su nieta, Bea, que no quiere contar lo que
de verdad le duele. Éste es el inicio de El tiempo que nos une, una novela
coral de voces femeninas, una saga de mujeres con corazones tan grandes que son
capaces de albergar desde el amor más profundo hasta el mayor de los
sufrimientos. Entre las cinco protagonistas de la historia los lazos familiares
se entretejen hasta formar una red que a veces atrapa, otra abraza y que, sobre
todo, protege. Mencía, la matriarca sabia y deslenguada; Lía, que siempre se
queda; Flavia, que vive en la ausencia; Inés, madre que sufre y amante que
lamenta; y Bea, la más joven, son personajes inolvidables, que callan secretos,
pero gritan verdades, y que sienten y ríen y lloran.
Podría decir que ha gustado a la mitad
de las componentes, pero con muchos comentarios al respecto. Para algunas la
novela no es nada creíble y por tanto comienza la discusión de si deben ser
creíbles las novelas o más bien si una novela puede gustar aun no siendo
creíble. No opinamos todas lo mismo y ésta es una constante en nuestras
reuniones. A juicio de la mayoría, el libro resulta reiterativo, a veces cansino.
Es una novela en la que los personajes, más que el argumento, son los
importantes, lo que sienten, lo que nos cuentan, lo que transmiten, lo que son,
por qué son así y lo que son capaces de hacer y no hacer, de decir o no decir,
de callar, de querer...
Mencía es el hilo conductor de esta novela,
aunque es narrada por otros personajes, sus hijas y sus nietas. Esta alternancia
en la narración es la que nos hace descubrir cómo es cada uno de los personajes.
A juicio de alguna de nosotras es incómodo tener que revelar quién es la
narradora en cada capítulo por lo que cuenta. Estamos de acuerdo que el autor,
Alejandro Palomas, no cambia de lenguaje, aunque cambie de narrador. Es el
mismo cuando habla la abuela, la hija o la nieta.
Consideramos que el autor debe tener algunos
conocimientos similares a los que cuenta por todos los detalles que escribe
sobre las mujeres.
A medida que avanzaba la cena con los siguientes
platos: croquetas de queso azul y nueces con membrillo, parrillada de verdura,
rollitos de puerros y gambas con mermelada de tomate, íbamos desmenuzando
algunos aspectos de la novela. Llegamos a preguntarnos si Mencía podría
parecerse a alguna abuela real, y concluimos que no en su totalidad. Sí es verdad
que alguna de nosotras dijo que algunos comportamientos de Mencía le recordaban
a alguien cercano. Sugerí poner calificativos de acuerdo a nuestra apreciación
sobre el personaje de Mencía, y estos fueron los que anoté: histriónica,
matriarca, controladora, egoísta, esperpéntica, maleducada, irreverente, deslenguada,
espero no olvidar ninguno, si fuera así podéis añadirlos en los comentarios.
Leímos algunos fragmentos de la novela y
uno de ellos nos gustó mucho por la ternura que desprende cuando se lee. Lo
añado en el primer comentario a esta entrada por si alguna quiere releerlo.
No hubo descanso en cuanto a comentarios
del libro, en realidad como he dicho antes no gustó a todas, aunque lo habíamos
leído todas o casi todas, pero sí que dio mucho juego y causó muchas
discusiones.
En los postres contamos con la presencia
de otra integrante que intentó, con bastante éxito, adivinar una a una si la
novela nos había gustado o no. Por lo que al final fuimos 13.
Con el postre variado decidimos la fecha
y próxima lectura que será: No tengo miedo de Niccoló Ammaniti
el día 17 de noviembre y la organizará Pilar Bacas.
7 comentarios:
“Me dijeron que era más fácil así. Que si hay que perder un hijo más vale que sea de golpe, desde lo inesperado, que no haya tiempo para predecir, que el dolor no logre hacerse hueco entre él y tú por la puerta de la enfermedad. La muerte de un hijo es inexplicable. Ningún padre es capaz de imaginarla, por mucho que te la cuenten, por mucho testimonio y mucha confesión en primera persona que intenten hacerte llegar. No es posible. No es pensable. Incapacita la mente. Si es accidente, el tiempo se paraliza y la vida se te cae de las manos como una hucha medio llena, estampándose contra el suelo, hecha añicos. Dedicas el resto de tu tiempo a pegar trozos, montando un rompecabezas inmenso sobre la mesa del salón mientras lo que queda va devolviéndote poco a poco una cara que no reconoces, que no te interesa. Si es enfermedad, el tiempo gasta y mancha, matando a contrarreloj. Pero si es accidente y no hay cuerpo que velar, queda siempre la imaginación. Sólo una madre de un hijo ausente lo sabe: la combinación trenzada de duelo, ausencia e imaginación crea monstruos
Un libro más, una cena más, un encuentro más.....y seguimos sumando que es lo importante !!!
Libro q gustase más ó menos dio mucho juego. Fue una cena estupenda, divertida, entretenida....
A seguir archivando resúmenes .......
Felices lecturas!!
Muchas gracias Verónica por este estupendo resumen por la perfecta organización de la cena y el sitio tan bonito donde se celebró.
El libro dio mucho juego, la verdad es que parece que no dejó indiferente a nadie, y eso es importante también.
Sitio estupendo y cena estupenda en la mejor compañía.
Feliz lectura y... ¡hasta la próxima!
Estupendo, Verónica. Gracias. Como llegué a los postres solamente me ha venido muy bien leer el acta.
Nos veremos el 17 en el mismo sitio.
Un abrazo
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