viernes, 25 de abril de 2014

García Márquez “nunca fue un exiliado”


El fallecido Nobel de Literatura Gabriel García Márquez "nunca fue un exiliado. Se fue de Colombia porque era un país muy cerrado. Él era un hombre que necesitaba crecer, viajar y conocer el mundo", afirmó en una entrevista el director de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), Jaime Abello.

Con esta afirmación, Abello despejó las dudas sobre la relación que García Márquez tuvo durante toda su vida con su país natal

Desde que el escritor se instaló en México, García Márquez viajó todos los años a Colombia, donde pasó temporadas e incluso colaboró con distintos gobiernos en la difusión de la cultura y la búsqueda de la paz, remarcó Abello.

Pero también reconoció que el creador del "realismo mágico" pasó por momentos difíciles, en concreto en 1981, cuando abandonó su país tras pedir inmunidad diplomática en la Embajada de México debido a las sospechas de que iba a ser detenido.

Eso ocurrió durante el Gobierno de Julio César Turbay (1978-1982), años en que se instaló uno de los gobiernos más conservadores de la historia contemporánea del país, cuando García Márquez ya era "un reconocido escritor y un periodista brillante", dice el director.

En los años cincuenta, "un poco forzado por las circunstancias políticas (durante la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla), hace un gran viaje a Europa, va así respondiendo a sus impulsos de conocer el mundo", destacó Abello sobre 'Gabo'.

Después vivió "en Caracas, entonces una ciudad moderna. Estalla la Revolución Cubana y se va a La Habana, se vincula a Prensa Latina y termina en Nueva York", relató el director de la FNPI.

Su salida de la agencia cubana Prensa Latina se debió, según Abello, "a un conflicto ideológico", ya que el Nobel siempre fue un periodista independiente. Aún así Cuba fue una de sus prioridades y su amistad con Fidel Castro es conocida por todos.

"Por esa razón se va a México en 1961, allí estaba su amigo Álvaro Mutis; le va muy bien, trabaja en publicidad, periodismo, escribe guiones de cine, tiene una buena casa, compra un carro, encuentra reconocimiento, respeto, amistades y nace su hijo Gonzalo", señaló.

Tras otra temporada en Barcelona, García Márquez regresa a Colombia. "Él ha sido muy coherente, pero en 1981 sintió que se le iban a caer encima, le estaban armando una patraña para involucrarlo con la guerrilla y por seguridad pidió amparo al embajador de México y se fue", dijo Abello.

"En México, tenía su casa desde los años sesenta. Él no se exilió, simplemente regresó a su casa. Se vio obligado a salir, pero en 1982 regresó, ya con Belisario Betancur en la Presidencia", recordó el director de la FNPI, una etapa en la que García Márquez colaboró con ese gobierno en la promoción del cine.

Precisamente fue en 1982 cuando recibió el Nobel de Literatura.

"Es un hombre que decidió tener esas vivencias, pero necesitaba una referencia y finalmente fue México", destacó, al ahondar en su itinerante forma de vida: "tenía casa en Barcelona, Bogotá, Cartagena, Los Ángeles, Cuba. Siempre se estuvo moviendo", destacó.

Y en ese sentido, Abello cuenta una anécdota: "Todas las casas de García Márquez se parecen. En todas hay un gran sofá blanco, una foto de 'Gabo' con su amigo Álvaro Cepeda Zamudio; un computador, un equipo de sonido, buena música clásica. En todos esos arreglos mobiliarios repetidos encontraba el calor del hogar".

"Simplemente se pudo permitir esos lujos", remarcó Abello, al recordar que "en sus primeros 40 años fue un hombre de clase media y llegó a vender el carro para dedicar su tiempo a escribir Cien años de soledad".

Pero sobre todo "nunca dejó de venir a Colombia. Todos sus proyectos periodísticos se hicieron en Colombia, toda su preocupación era Colombia, siempre volvía y en el segundo orden de preocupaciones estaba Cuba".

Por ello, las dos fundaciones de García Márquez, la FNPI y la Escuela de Televisión y Cine de San Antonio de los Baños, están en Colombia y Cuba, respectivamente; y su tercer gran proyecto institucional, la Cátedra Cortázar, la creó en México, el país que le acogió durante buena parte de su vida y donde escribió sus grandes obras literarias.

Colombia, Cuba y México fueron así sus tres patrias, pero la inspiración del más grande escritor colombiano de todos los tiempos siempre le llegó de su tierra natal.
y explicó las razones que le llevaron a construir su hogar en Ciudad de México, tras insistir en que el Nobel fue ante todo "muy coherente" con sus ideas y principios éticos.

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