lunes, 15 de febrero de 2010

Relato encadenado

Rosalía sugiere que escribamos un relato encadenado.

Las condiciones son las siguientes:


a) Pueden (y deben) participar las componentes de "La Cena del Libro" y de "Hoy Libro".

b) Los fragmentos del relato encadenado podrán estar firmados o camuflados bajo seudónimo.

c) La misma persona puede participar cuantas veces lo desee.

d) La extensión de los fragmentos no está limitada.

e) El relato habrá finalizado cuando Rosalía lo estime oportuno.

f) El título se pondrá al finalizar la tarea



He recibido (de la misma mandona) el encargo de empezar el relato. Así que ahí va:



Aún no habían sonado las siete de la tarde en la torre del campanario de la única iglesia del pueblo, cuando Olegario Piñero aparcó su coche en medio de la plaza mayor. Todos le habían aconsejado que no lo hiciera. Una nota escueta recibida en su casa aquella misma mañana, después de tantos años, sólo podía encerrar malas noticias. Abatida quedó su mujer, que se despidió de él en medio de súplicas, ahogada en un presagio que con todas sus fuerzas deseaba que no se cumpliera. Olegario Piñero bajó del vehículo, se atusó el bigote mientras contemplaba el escenario de su niñez, se abrochó con parsimonia los botones de su chaqueta y apagó con fuerza la colilla de Camel en el viejo empedrado de la plaza. Sólo algunas personas observaron la silueta de Olegario Piñero recortándose en el cielo rojizo del atardecer, las suficientes como para que todos las puertas se cerraran al paso del visitante.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Estirar las piernas le sentaría bien, aunque quizás lo más sensato hubiera sido esperar a verlas venir escudado en el coche. ¡Qué caramba! Si se había decidido, una vez resuelto no cabian las medias tintas, o al menos de eso trataba de convencerse mientras por puro nervio encendía otro cigarrillo. Ningún Piñero en muchas generaciones se había atrevido, ni ningun otro por venir hubiera osado en muchas otras si no llega a ser por aquella nota.

Las sombras inundan la plaza a medida que encienden las farolas. Está jugando con el Tito, “el boticas”, y el Fredi a las canicas ; ¡Olegaaario, hijo, no te olvides del agua! No oye el silencio que reina en la plaza, sólo las carreras Calle de la Fuente abajo. Como siempre gana “el boticas”. Y ahora se sonrie, ¡cuantas veces habrá tenido que explicarle a Jacinta, su querida Jacinta, que su amigo de infancia no era hijo de farmacéutico!; que la culpa la tenian aquellas zapatillas que le trajo un tío suyo de ultramar y que el Julito no se quitaba ni para dormir. Parecían más que zapatillas unas botas- como las que se llevan ahora-. Siente la boca seca, muy seca, e intuitivamente gira la mirada hacia una esquina. Cree oir que desde abajo sube el rumor de la Fuente, la única fuente del pueblo, como la iglesia y como la torre.

rosalia dijo...

Desde hace 10 años, desde el día de los hechos no había vuelto a pisar el pueblo, fueron momentos difíciles y aunque él pensaba que algún día tendría que regresar y enfrentarse, ahora que se acercaba se sentía incomodo, una mezcla de coraje y miedo
Eran tantas cosas vividas y aún no olvidadas por él y parecía que los demás tampoco habían olvidado , se sentía observado desde las mirillas de las puertas.
Fue caminando lentamente por la calle mayor que en ese momento estaba vacía , en dirección a su casa, la antigua casa de sus padres donde tantos recuerdos tenia de su infancia y de su mocedad , pero al llegar al cruce de la tahona, se paró y dudó si sería buena idea de empezar por ahí, antes tenía algo pendiente que arreglar

la molinera dijo...

Antes de ir a la casa familiar Olegario quiere ver a su tía , la tía Josefa “la molinera” como todos la conocían en el pueblo, ella mantuvo el molino durante muchos años y allí en lo alto del cerro , todos llevaban el trigo , con los buenos sacos de harina salían aquellos panes blancos y grandes como su cuerpo.
No tuvo hijos y a mi me gustaba ir a su casa porque siempre nos daba algún dulce o alguna moneda que venían bien en época donde había tan poco.
Tenia en la entrada de la casa un gran nogal, donde de niños nos gustaba ir en otoño para recoger las nueces caídas tras los días de viento, luego lo vendieron contaron que esa madera era buena para hacer guitarras.
“La molinera” ella fue la primera que habló de Jacinta

rosalia dijo...

Me ha gustado lo que has escrito Maria-Sur me gustaría escribir tan bien, da como verguenza cuando es un campo que no manejas y no practicas , pero puede ser divertido el resultado final, y el resto no os animais? porque esto está tomando derroteros serios. Animarse a ver que sale

La boticaria dijo...

Jacinta, siempre Jacinta. En su mente iba y venía. No era capaz de arrinconar del todo aquel episodio de su vida, y la prueba era que ahora volvía con más fuerza que nunca. Pero si estaba aquí, ¿por qué no enfrentarse de una vez por todas a ese fantasma del pasado? O quizá no era un fantasma, para el siempre había sido algo muy real, demasiado real.....

Julia Campos dijo...

Que conste que "la boticaria" no era yo, a mí también me resulta muy difícil escribir así de bien...

Teresa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Teresa dijo...

Eva cerró el libro. Después de leer durante más de dos horas sin descanso, notaba que perdía la concentración en el momento más interesante. “Quizás fuera bueno dejarlo hasta la noche”, pensó. Se levantó y se acercó hasta el balcón. La lluvia arreciaba y golpeaba con fuerza los cristales. Miró a la calle; no había nadie. El agua corría sin piedad a borbollones por la cuesta del antiguo psiquiátrico y formaba grandes charcos al llegar a la explanada. “Desde luego, la tarde está inhóspita”, se dijo. Echó una ojeada hacia el termómetro de la glorieta. ¡Buf! “Cinco grados era una temperatura muy baja para estar casi en marzo, aunque… debería vencer la pereza e ir a buscar el coche al taller”, meditó. Sin embargo volvió al sillón, encendió la luz, y continuó leyendo.

…Olegario sintió un leve estremecimiento al sentir unos pasos acercándose. Todas las tardes de los últimos diez años había esperado inútilmente una señal, una carta. Cuando el sábado llamaron a la puerta y el mensajero de Serviexpress le dejó la nota, nadie, solo él, sabía que la cuenta atrás había empezado.

En ese momento sonó el teléfono y Eva dejó caer la novela al ir a cogerlo.
-¿Eva Domínguez? -se oyó al otro lado de la línea.
-Llamamos del taller. Su coche está arreglado. ¿Va a venir a por él, o se lo llevamos a casa?

Teresa dijo...

Chicas, lo siento. Anoche sin querer borré la entrada que había hecho. El sueño es lo que tiene.
Abrazos.

La encina dijo...

Dudó un momento, no sabia si ir a por el coche y así lo tendría antes o esperar que se lo trajeran del taller, en el exterior el tiempo era malo y el libro estaba interesante
- Esta tarde me es imposible recogerlo ¿Cuándo lo podrán traer?. Lo necesito para mañana.
Miró por la ventana, con el día que hacia era la mejor decisión, esta tarde lluviosa invitaba a no salir, por otra parte Emilio no la había llamado, así es que continuó con su lectura, estaba intrigada y le producía deleite
“ Jacinta no era un fantasma , no, Jacinta para él era su vida, por ella huyó del pueblo, por ella había sufrido y por ella habría matado.. Ahora después de tantos años los recuerdos se agolpan en su mente, no puede evitar en pensar en su hermano Juan, tiene que ir a su casa y aclarar todas las cosas, tal como sucedieron los últimos días , cree que le debe una explicación aunque prefiere dejarlo para el último lugar, antes quiere ver a otros que también formaron parte de su vida, tendría que ver a Tito y a Fredi. Sus amigos de la infancia, a ellos también había decepcionado.

Olegario sabia que tenia que enfrentarse a todos y ahora había llegado el momento, no podía seguir huyendo de todos , después de todo también para él las cosas no habían sido fáciles, él tuvo que empezar de nuevo en otra ciudad, dejar a su familia, dejar a sus amigos y a lugares para él muy queridos. El debía una explicación y estaba dispuesto a ello

Pilar Bacas dijo...

FIN DEL RELATO.
Ruego que no continuéis con él porque ya está en el horrrrrnooooooooo